sábado, 10 de mayo de 2014

Un mural recuerda en colores a catorce "gualeyos" notables

13.04.2014 | el paseo de los nuestros , un trabajo de Néstor Medrano y julio Saldaña en gualeguay







Hace un año falleció Juan José Manauta

20.07.2013 | una evocación de Juan José Manauta


Escribir en la lengua del río
una evocación de Juan José Manauta 



En el inicio de mi relación con la ciudad entrerriana de Gualeguay, recibí una primera señal cuando un camino de luz, después de una lluvia, rebotó sobre uno de los tantos adoquines, que gozan de muy buena vida en sus calles, e hizo centro en mi mirada. Recibí entonces una señal para reactivar algunos nombres en mi memoria literaria: Juan Laurentino Ortiz, Juan José Manauta, Carlos Mastronardi, ellos caminaron este paisaje. En mi acercamiento previo a Gualeguay había agregado dos nombres a mi memoria pictórica: Roberto "Cachete" González y Derlis Maddoni. Ellos también caminaron este paisaje en el que hoy hago camino.
En los primeros tiempos de dicha mirada, de visita en el Club Náutico Gualeguay, identifiqué a no mucha distancia un viejo puente que había caído sobre el río. Se lo nombra como el viejo puente Carlos Pellegrini, detrás de él, se ve el puente nuevo que lleva el mismo nombre. Desde el puente viejo se esparcieron las cenizas del escritor gualeyo Juan José Manauta, fallecido el 24 de abril. Veo la ceremonia sin haber estado presente. Me enteré tarde.
Desde la orilla del río me voy con la mirada mientras me pregunto sobre cuáles eran algunos de los pensamientos y anécdotas que identificaban al escritor.
En una entrevista de Horacio R. Palma para el diario El día de Gualeguay, en 2007, se le pregunta cómo recuerda su ciudad: "Yo nací el 14 de diciembre de 1919. Los primeros recuerdos que tengo de Gualeguay, son de 1927, 28. Recuerdo el empedrado infernal de sus calles. Unas cuatro o cinco cuadras del granitullo, recuerdo bien la 'plaza nueva', que era la Plaza San Martín. Cerca de esa plaza vivían mis abuelos. Pero el gran recuerdo es el río, el río era un referente, uno aprendía a nadar mientras aprendía a caminar. Nací en el Gualeguay de Juanele. Juan L. Ortiz era muy amigo de papá. Juanele andaba en su bicicleta repartiendo los libros que publicaba, porque como él pagaba las ediciones, las imprentas le fiaban y el tenía que salir a vender sus libros en bicicleta. Era empleado del Registro Civil, y papá le compraba varios libros para después venderlos en el almacén. Pero claro, nosotros no teníamos idea de la dimensión de Juan L. Ortiz. Y creo que el país no la tenía…"
Juanele tuvo una importancia decisiva en la vida del "Chacho" Manauta, en la misma entrevista cuenta la siguiente historia: "Cuando yo dije en casa que quería estudiar Humanidades en La Plata, mis padres no querían. Entonces yo hablé con Juanele, le mostré los planes de estudio y él me dijo: "Pero sí, vas a ir a estudiar a la mejor universidad del mundo." Entonces fue él y habló con mis padres y les dijo "Déjenlo a Chacho, déjenlo que vaya. Va a ir a estudiar a una facultad fantástica." Él me ayudó mucho, él hizo fuerza para que mis viejos me dejaran ir a estudiar a La Plata. Y me fui nomás en el '38. Recuerdo que en el 40 llegó al país el poeta español Rafael Alberti. Anduvo por todo el país dando charlas y conferencias, y después de la gira llega a La Plata y da una charla en el centro de estudiantes donde yo militaba. Y entonces Alberti dice: "He recorrido la Argentina, y estuve en Entre Ríos, y allí he conocido al poeta que me parece el más grande de la lengua española de este siglo", hizo una pausa Alberti allí, y dijo, "en Gualeguay lo conocí". Entonces yo le digo, mire, yo soy de Gualeguay, ¿quién es ese señor? "Pues Juan L. Ortiz", me contesta enseguida. Eso nos dijo Rafael Alberti en 1940, y en Gualeguay no lo sabíamos, nosotros creíamos en aquel entonces que Juanele era sólo un poeta local que hablaba del río, del sol, y de los sauces." En esa nota nombra a sus amigos de Gualeguay: Cacho Gálligo, Roberto "Cachete" González, Rodríguez Cuenca, Derlis Maddoni. A propósito de la escritura dice: "Yo creo que el recuerdo, no la nostalgia, el recuerdo, favorece más que la confrontación inmediata de la realidad. Favorece la expresividad y esa verdad relativa que nos trae la memoria. Y esa verdad, patinada digamos por el recuerdo, es más auténtica que la de la confrontación inmediata. (…) El 90% de lo que he escrito se refiere a Entre Ríos. Y de ese 90 %, todo se refiere a Gualeguay. Nunca me fui. Esa es la verdad. Yo soy una especie de hidra de dos cabezas. Una cabeza en Gualeguay, y otra en Buenos Aires."
Manauta se declara comunista, sostiene que la salida está en el socialismo, se ubica en la línea de José Saramago que afirmaba que era "un comunista hormonal". De manera obvia, el Chacho no cree en Dios, y sí en el hombre, a quien señala como creador de Dios "por necesidad, por ignorancia".
Desde Canal 2 de Gualeguay se dijo que fue una vergüenza que ninguna autoridad de la ciudad haya estado presente en la ceremonia en que se arrojaron sus cenizas al río. En Noticias Gualeguay 21 aparecen palabras de Leticia, hija del escritor: "El hecho de tirar las cenizas de mi papá en el río Gualeguay fue un deseo de hace mucho tiempo; él quería descansar en el río Gualeguay y creo que el río, que está absolutamente presente en su obra, es el lugar donde debe estar. Cuando una persona está lúcida, me parece que es dueña de su vida y de su muerte, él no dijo 'Quiero ir al Danubio', él dijo: 'Quiero ir a mi tierra', y me parece que esto es absolutamente coherente con toda su vida y con toda su obra. (…)El río siempre está, pero nunca es el mismo. Como el viejo era como era, él quiso volver al río, que es como volver a la vida."
Juan José Manauta se recibió de maestro en Gualeguay, y de profesor de Letras en La Plata. Escribió novelas: Los aventados, Las tierras blancas, Papá José y Puro cuento;  libros de cuentos: Cuentos para la Dueña Dolorida, Los degolladores, Disparos en la calle, Colinas de octubre y El llevador de almas; poesía: La mujer de silencio; y dos guiones para cine: Las tierras blancas y Río abajo.
Desde mi mirada, en mi orilla, y también desde la orilla del Gualeguay en tierras del Club Náutico, veo el puente recostado sobre el agua, como haciendo una reverencia. Desde la altura de una mañana de mayo un hombre en cenizas garúa, acaricia el agua del río: se mece primero en el viento, por historia, por identidad. "El río siempre está", en su quehacer cotidiano: el hombre que anotó las palabras del hombre, vuelve a la vida. «

Acerca de una niña solitaria que jugaba a inventar historias

Es cuentista y novelista. Aunque dice que la escritura le llegó tardíamente, la literatura estuvo siempre en su vida de la mano de su padre,  Juan José Manauta.




Luego de mi nota sobre Juan José Manauta en Tiempo Argentino, recibí unas líneas de Leticia, su hija, agradeciendo mis palabras. Comenzamos así un intercambio palabrero. Los dos con ganas de leer al otro. Ella en Buenos Aires, yo en Gualeguay, la ciudad natal de su padre. 
Lucía Montero, la última compañera de Manauta, viajó a Gualeguay, a casa de unos amigos. Quiso conocerme para agradecer la nota, y además traía dos libros de Leticia: Las sagradas ruinas (cuentos, 2006) y El archivista (novela, 2011). 
Primero espié los cuentos, leí “Réquiem para el amante muerto”: “Qué obscenas son las aberturas en la tierra que esperan los cajones que llevan a los muertos; que desagradable ruido de tierra al caer sobre la madera; y ese montículo de tierra removida aún sin cruz, ni placa, solo con flores que queda a solas cuando todos los que acompañamos al muerto nos retiramos. Para mí es el momento de quedarme a llorar sin pudor y decir que siempre sabré donde estás”. Después leí "Bukoskiana", una vuelta por el realismo sucio de los días, un directo al hígado que obliga a arañar el aire para llegar a la última palabra. Los cuentos, y luego la novela, otro título con mayúsculas, me llevó a una curiosidad: cómo habrá sido para Leticia su construcción como escritora, cómo escribir cuando a la mesa se sentaba el Chacho, papá, con toda su historia.
Leticia inicia el relato: "Papá había estudiado Letras en la UNLP y allí conoció a mamá, que estudió Filosofía y Ciencias de la Educación. Se dedicó a chicos especiales. Era la más linda de la facultad y supongo que Juan José el más feo, así que la historia se armó. Después se casaron, conmigo en camino. Él trabajaba en el diario La Hora y ella en la escuela que dependía de la universidad."
En 1948 Manauta fue preso por ser comunista, cerró el diario, su esposa también se quedó sin trabajo. 
A los dos años Leticia fue a vivir con la abuela materna en La Plata. Veía a sus padres los fines de semana. Se crió entre gente grande, era observadora: "Esa época entre los 5 y 8 o 9 años es una época fantástica para un niña. El juego es de verdad y yo jugaba mucho sola e inventaba historias, además de ser una lectora precoz y voraz." Pasó un tiempo más: "Recién a los 11 o 12 me junté con mis papás, y mi hermana menor, que siempre había vivido con ellos. Eso fue complicado para mí, pero tenía una biblioteca inmensa a mi disposición, un papá que quería cambiarme la cabeza 'de las ideas retrógradas de mi abuela', y por tanto dejó que leyera en absoluta libertad. Ya en ese entonces yo afirmaba que estudiaría Letras como mi papá." Recuerda Leticia: "Mi escritura vino tardíamente. Estudié Letras, dejé por Sociología, imaginate en el '68 estudiando latín, no combinaba, finalmente no terminé ninguna carrera. Escribí unos poemas horrorosos entre los 15 y los 18, algún relato en forma de carta que guardo bien escondido. Después notas en algunas revistas culturales. Empecé a escribir cuentos, fue lo primero, nunca se los mostré a Juan José."
La escritora levó anclas luego de los primeros vientos: "Ya grandecita busqué un maestro que me ayudara a ordenar el copioso material narrativo que tenía acumulado de cinco o seis años. Debía ser alguien de quien yo no admirara su literatura, porque no quería parecerme a nadie. Así encontré a Dalmiro Sáenz, o reencontré, porque lo conocía desde adolescente. Dalmiro ayudó a'ordenarme' con tanto material. Ahí empecé a preparar Así pasan los años, mi primer libro de cuentos. A medida que terminaba los cuentos se los leía a Juan José y él se asombraba. Le gustaban algunos más que otros, hacía alguna corrección, de estilo sobre todo. Le gustó el que dio título al libro; se asombró con 'La cabeza coronada de laureles', no sabía que había profundizado tanto sobre los guaraníes, los jesuitas, etcétera. Una de las novelas que estoy escribiendo es la ampliación de Así pasan los años, esa fue una sugerencia de él. Me dijo: 'Esto es un buen cuento, pero da para una novela', y ese mandato lo estoy cumpliendo lentamente”.
Leticia sigue hablando del oficio de la escritura, un mundo compartido entre padre e hija: "A pesar de las peleas que teníamos con Juan José por causas políticas, yo conocía su obra antes de ser publicada porque pasaba en limpio sus cuentos, después que corregía. Así aprendí a escribir a máquina, la vieja Underwood. Fue a partir de Cuentos para la Dueña Dolorida que hice ese trabajo. Juan José me pedía opiniones sobre los libros que yo leía, quería mis opiniones y así parece que fui aguzando cierta pericia analítica (no científica) sobre los textos de ficción. Más adelante pedía comentarios sobre sus propios escritos. Esto además lo comentaba con sus amigos/as, y muchas veces que le daban cosas a leer, por amistad, gente más joven, etcétera, me las daba a mí, y si yo decía que valían la pena, las leía él."
Mientras leía a Leticia me ganaba la sensación de que en su voz, sea en el cuento o en la novela, no había huecos, no había lugar para otras palabras. La construcción de la historia se hacía un refugio cómodo para su intención temática. Una literatura de ideas, de personajes que piensan sobre los mundos de afuera y de adentro. En "El archivista" leí un par de líneas: "(…) son versiones diferentes de una misma clase de mujer, las desamparadas. Nunca he podido resistirme a las miradas de desamparo de las mujeres". Y quedé pensativo mirando hacia mi pasado.
La autora dice que el cuento que más le gustaba a Manauta era "Yuyitos para el amor lejano": “Está en 'Las sagradas ruinas', decía que eso le pasa a un escritor una o dos veces en la vida. Algo así como lograr la perfección. Ese cuento por otro lado me llevó dos veces a Francia y a la Mediateque de Biarritz donde está mi voz grabada, el libro incorporado en la biblioteca, y de paso estuve en el Festival de Cine."
La escritora Leticia Manauta enseña el corazón de la escritura de su padre a través de dos dedicatorias: "Tengo la última dedicatoria que Juan José escribió, con letra temblorosa, antes de morirse. Yo había prestado sus Cuentos completos o alguien se lo llevó con dedicatoria y todo. Lucía recibió ejemplares y me dio uno, él lo dedicó de nuevo: 'A mi querida Leticia, con todo mi amor paternal' (12/4/2013). Es conmovedor ver esa letra que le debe haber costado un montón poner sobre el papel. Y sin querer encuentro un ejemplar de Mayo del '69 del 2008 con una dedicatoria que no recordaba y que me ha hecho llorar: 'A mi hija (hija'e tigre había de ser) Leticia, de corazón, algo más que mi sola continuidad biológica, también de mi alma. Con todo mi amor posible, y más, tu padre, Juan José', y después viene la firma." «

lunes, 5 de noviembre de 2012

Homenaje

Es una gran emoción y un orgullo profundo que hayan bautizado esa escuela de Gualeguay (Entre Ríos) con el nombre de mi abuela paterna Francisca Herrero de Manauta. Ella nació y creció en eser pueblo. Se recibió de maestra y ejerció toda su vida la docencia en ese pueblo. Generaciones y generaciones la visitaban ya jubilada, porque no había sido una maestra más. Era una mujer de carácter, que les abría la cabeza a sus alumnos/as, nuevas perspectivas. Además yo la recuerdo recitando poesías, en las noches de verano de Gualeguay, sentadas en sillones de mimbre en la vereda, me dormía mientras ella recitaba desde Guido Spano, hasta Rubén Darío, pasando por Pedroni y hasta poemas de mi padre Juan José. Esas manos que aparecen en la foto son las de papá, ahora hace unos pocos días, le hace una carta a esa Escuela que lleva el nombre de su madre. La abuela fue la primera concejala mujer de Gualeguay, por la UCRI, siempre fue una radical yrygoyenista y luego frondicista. Una maestra de las de antes, que salía a inscribir los alumnos a las chacras y hacía suya aquello de la ley 1420, enseñanza "gratuita, laica y obligatoria", a quien resistía inscribir un niño en edad escolar trataba de disuadirlo y sino le enviaba la ley para que cumpliera con la educación de los niños. Una mujer notable, que le gustaba leer, estar al tanto de las novedades de todo tipo. Y que amó con pasión la vocación que había elegido. Por eso quiero compartir estas fotos y este recuerdo, iré próximamente a visitar la Escuela.





miércoles, 8 de agosto de 2012

LO QUE ALGUNOS NO PUEDEN COMPRENDER

Este artículo fue escrito en Córdoba, al leer una nota publicada en el diario La Nación el día 31/7 del corriente, me impactó la tergiversación y las mentiras del mismo, y por supuesto las traspolaciones que hace de manera encubierta, además de destilar un machismo a toda prueba. 

Ya el autor de esa nota central en el diario La Nación abre la misma con una agresión, lo que es peor en un científico y académico, prejuzga sin dar fundamentos. En realidad expresa, él tan supuestamente mesurado y equilibrado, su propia bronca por lo que parece incontenible, porque Evita, "esa mujer", esa "actriz de cuarta", "esa yegua", va a ser digna de un billete, sesenta años después de muerta y va a reemplazar la figura de un representante de la gente "decente", de "los prohombres de la Patria", sobre todo hombres . Y este dato no será secundario en toda la nota, porque además en tiros por elevación va marcando sus sentimientos sobre “otra mujer”, más actual y que concretó lo que Evita no pudo alcanzar.
Pero además no estará, agrega Romero en forma irónica, el "ejército genocida", no señor académico, no se trata de generalizar a toda una institución que también dio a Generales como Mosconi o (disculpe no se ponga nervioso) Perón; hablamos de "militares genocidas", hoy gracias a los juicios (derogadas por estos peronistas de nuevo tipo las leyes de obediencia debida y punto final) contra delitos de lesa humanidad, condenados y presos algunos y otros en vías de serlo.
Pero necesita ensuciar todo el homenaje del billete, la juventud incorporada a la política, con esa síntesis que afirma de “militantismo y prebenda”. En un desprecio casi retroactivo hacia la militancia en general, la de ahora y la de antes. Por supuesto militancia peronistas, por eso habla de prebenda; dirigiéndose y señalando a quienes ganan un salario en la administración pública, dejando una sensación, que la misma es un nido de corruptos .
Una lástima que se olvide de señalar a las corporaciones y sus socios nacionales, cuando especulan, cuando se llevan el dinero de todos los argentinos, o los ajustadores de siempre, los enfriadores de la economía, esos nuevamente deben ser los considerados decentes y prístinos.
Es entendible, cuando aquello que a lo que hemos adherido y puesto el nombre para sustentarlo, va cambiando, nos produzca enojo. Y eso es lo que le pasa a este académico, le están cambiando la historia. O para ser precisos, el relato hegemónico se cae a pedazos y son los jóvenes –precisamente- los que verán en los billetes a Evita con alegría, los que buscan otras respuestas para los hechos del pasado, respuestas más inclusivas, más democratizadoras, que indagan por qué caminos fueron las grandes mayorías populares en cada momento de nuestra historia. Eso es incontenible, no se puede parar con invocaciones horrorizadas “porque todos hablan de historia”, “se lee más a los divulgadores que a los historiadores científicos”, etc., etc. Se abrió el debate, se democratizó la construcción del relato histórico.
En toda la nota se huele un tufillo machista:
Pobre Roca, reemplazado en los billetes por “esa mujer”, pobres militares, pobre Perón, que era un hombre equilibrado y tuvo que soportar al ventarrón que era Evita (olvida que Perón la eligió, se enamoró y además se casó con ella y todo antes de ser Presidente). Pero para el propósito de Romero hay que dividir a Evita de Perón. Y casi le deja la puerta abierta - porque está muerto – a decir, en esa misma línea, "pobre Néstor", con esa mujer que se fue a elegir que hasta es capaz de
cambiar los billetes. Yo diría que hay casi un anhelo de por qué no volverán a sus antiguas labores las féminas, a callarse un poco, a no hablar no hacer tanto, a no meterse en los lugares que nos corresponden a los hombres. Por ejemplo la presidencia de un país, y con tantos votos.
Este texto de tan intrigante, gorila y machista finalmente parece una broma, eso si de muy mal gusto.
Pero además incurre en equivocaciones, y hay mucha documentación. Primero Evita estuvo en la política nacional sólo siete años, ella tenía 26 cuando Perón llegó a la Presidencia y murió a los 33, lo recuerda???? Como Cristo dice la fe popular. Además, dándole ese carácter frívolo que se adjudica a las mujeres bellas, eficientes y bien vestidas y para colmo rubia, se gastó el dinero de la Fundación, vaya a saber cómo. Textual dice el historiador: "La Fundación manejó un presupuesto incalculable y no quedaron rastros de cómo lo gastó" MENTIRA. Si algo investigó la Libertadora, si algo quiso encontrar fue irregularidades en las cuentas de la Fundación (está documentado por las propias publicaciones de los genocidas del 55), no encontraron nada, estaba todo anotado y era obsesivo el control de la propia Eva en ese sentido. Tal vez confunda el dinero que se perdió cuando la Libertadora entró a esa institución de ayuda social y quemó toda la mercadería que había en sus depósitos, porque llevaban el sello de la Fundación. Es notable la persistencia del odio hacia Eva, en qué cosas profundas hirió a estos sectores, pero el mismo lo explica en el artículo.
"Evita le puso un tono plebeyo..." dice el educado hombre de la ciencia histórica. Sí justamente tal vez si investigara un poco más sabría que esa muchacha, no tenía más que escuela primaria, era plebeya y lo que es mejor nunca se olvidó que lo era. Por eso sigue presente en la memoria del pueblo, en una palabra de los plebeyos (en contraposición a los nobles seguramente nos quiere decir). Además a veces era "guaranga" con el lenguaje, por eso todos la entendían porque ella quería decir las cosas claras. Para hacer la obra que hizo en siete años, sorteando los noes, las trabas burocráticas, seguramente dijo alguna que otra puteada. Pensemos , sin embargo,qué fineza de espíritu hay que tener para decir "donde hay una necesidad hay un derecho"; que delicadeza hay que tener para recibir y estar cuerpo a cuerpo con aquellos más necesitados, que eran sus hermanos, no sus súbditos, aunque a ud. esto le cueste mucho entenderlo, son categorías que no entran en el mundo de sus ideas. Lo asusta que no seamos equilibrados al hablar de Eva, que creamos que no era humana, mire que humana que hacía esas cosas como quitarles los guardapolvos grises a los niños huérfanos, una locura, y hogares de tránsito pensados con todo el confort, un horror, cómo podemos así distinguir a los que son diferentes. Borramos las prolijas separaciones que permiten saber quién es quién en su mundo “equilibrado y armonioso”, donde no cuenta el sudor, ni las lágrimas, ni las exclusiones, pero en su sensibilidad plebeya Evita lo tuvo siempre presente.
Tan humana que se enfermó de cáncer de útero y le dolió mucho, la consumió, no le dio ningún privilegio la enfermedad, la trató como a una grasita cualquiera. Y además de una sensibilidad exquisita para no dar de forma clientelar, sino de dar elementos que dignificaran (máquinas de coser, vea sino cómo se ganó la vida alguna vez Alfonsina Storni, que por muchos años debió hacerse ella misma los vestidos; o como mantuvo a la familia la madre de Eva); les conseguía trabajo a los que aún podían hacerlo. Creo hogares no para "pobres" sino donde los pobres
supieran que podían aspirar a otro tipo de vida. Se ocupó de los ancianos , esos que ya no tenían horizontes, también de los más vulnerables, los niños, y eso desde esa chabacanería, autoritarismo, que tanto le molesta a nuestro académico.
Que fina sensibilidad tenía esa muchacha, para nada letrada, para darse cuenta que en una etapa no sólo había que darles derechos políticos a las mujeres sino organizarlas separadas de los varones, porque era probable que nunca hablaran, nunca se animarían a discutirle al marido o al novio en público. Por eso organizó el Partido Peronista Femenino. Y es de muy mala leche decir que en esas reuniones se hacía lo mismo que en los salones de la clase media o alta, allí se organizaban, se preparaban para ser candidatas, se aprendía que era la política, y nuevamente es escamotear la información existente y muy profusa sobre aquellas primeras mujeres militantes, todavía queda alguna anciana que trabajó en forma directa con Evita, o que fueron diputadas, además de material filmado, pero creo que es inútil extenderse en esta información porque el artículo busca esa desinformación, esa confusión y por qué no esa degradación de aquella experiencia.
En cuanto a trabajar con gente de confianza, no seamos hipócritas, no conozco a nadie que trabaje día a día con sus enemigos, y aún así nadie está a salvo de la traición. Siempre fue muy humana, por eso pudo protagonizar el Cabildo Abierto del 22 de Agosto y dialogar con dos millones de personas en la 9 de Julio, porque el pueblo en su sabiduría intuía que ella jamás se olvidaría de ellos, ya la habían probado, y era la candidata del pueblo, en particular de los y las trabajadoras, eso que lo escandaliza que los obreros organizados tuvieran tanta incidencia en la vida política y sobre todo económica de nuestro país, 50% y 50% , los trabajadores participaban de esa mitad de la riqueza , qué escándalo que quedaba para inversores y especuladores.
Finalmente quiero agregar, yo que no soy historiadora, sino que hago ficción, que es agobiante , fuera de época, “demodé”, antiguo, con olor a naftalina, que alguien se tome el trabajo de hacer un artículo como este publicado en La Nación sobre Eva Perón. Ella ha triunfado en todo sentido, como personaje histórico, como modelo a seguir por las mujeres que intentan poner su granito de arena en los procesos nacionales y populares, cada día – como Gardel- canta mejor, en su caso es mejor persona, y es imbatible en tanto se metió en el corazón de millones de personas y la sentimos como una más, pero la mejor de todos nosotros. Lo siento Sr. Romero, no hay mentira , ni tergiversación que modifique esto.

Leticia Manauta
Secretaria de Cultura y Capacitación de UPCN
Integrante del Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego

miércoles, 27 de junio de 2012

María Rosa Lojo le escribe a Leticia


Querida Leticia:
Te comento que leí con gran placer tu nueva novela (El Archivista), intensa y compleja, que atrapa desde el vamos. La historia personal y la historia colectiva, la memoria y la ficción, se entrelazan en ella sutilmente. Y Roma/Amor, la madre de Occidente, la fuente de todas las historias, es el lugar simbólico justo para enfocar un tema semejante. Todo encaja y armoniza. Me trajo, por lo demás, entrañables recuerdos de mis dos viajes a Italia el año pasado (uno con mi marido y mi hijo más chico, durante el cual estuvimos en Roma, que aún no conocíamos, por tres semanas inolvidables).
Todo lo mejor para vos, y un cariñoso abrazo
María Rosa

lunes, 26 de marzo de 2012

Crean el instituto de revisionismo histórico Manuel Dorrego

Comenzó a funcionar el Instituto de Revisiones Históricas e Iberoamericanas Manuel Dorrego que tiene entre sus objetivos difundir los hechos históricos del país desde una corriente nacional, popular y federal. 

martes, 28 de febrero de 2012

Astor ganó

El cuento por su autora:

La anécdota original de este relato, es decir el juramento a Evita por parte del protagoinista del mismo fue cierta. Este cuento lo escribí en homenaje a mi querido amigo Enrique Oliva, que nos dejó un 28 de febrero de hace cuatro años. Con su enviadiable memoria, siempre tenía anécdotas de su vida de periodista, de sus viajes por el mundo como periodista corresponsal, con sede en París Por supuesto también de su vida de militante político, que eso fue Enrique un militante del proyecto nacional y popular, al que le puso el cuerpo, el corazón y por supuesto su inteligencia superior. En caminatas por su barrio, en interminables cafés tomados en La Biela, donde los mozos lo saludaban con cariño, y jovenes y viejos políticos, periodistas pasaban a saludarlo por la mesa, contó esta anécdota.Me produjo una emoción profunda, me acercaba a  Evita, como un ser de carne y hueso, antes de que Perón ganara la presidencia, antes del 17 de Octubre de 1945. Reafirmaba que desde el comienzo de su actividad junto a Perón , ella estuvo vinculada a los sindicatos, siendo ella misma parte de uno , el de los trabajadores radiofónicos. El resto del cuento es trabajo de evocación de esa emoción inicial; es imaginación y trabajo, mucho trabajo de corrección. Mi mayor reconocimiento fue que Oliva llegó a leerlo y aprobarlo, porque pensaba que había logrado trasmitir la idiosincracia de los personajes. En recuerdo al maestro y amigo.



ASTOR, GANO
“Y el amor y el dolor, que eran de veras, /
gimiendo en el cordón de la vereda” 
(Eva, de María Elena Walsh)

“No habrá ninguna, ninguna….con tu piel y con tu voz“, susurra como si rezara, una oración tanguera, la que ella merece. Esa piel, blanca, traslucida, que el maquillaje no lograba ocultar. Esa piel, “magnolia que mojó la luna.”... Una muñeca de porcelana, eso parecía una frágil muñeca de porcelana. “Más frágil que el cristal fue tu amor aunque el mío perdurará para siempre, se anima a confesar y sabe que muchos otros sentirán lo mismo.
Este va a ser un funeral de tango, y Astor si algo sabe es de milonga, de ”fuelles que rezongan”, de “barrios plateados por la luna” y de milonguitas afrancesadas para cobrar mejor sus favoresLuces del centro, trajes de seda, fama y prontuario, plata y amor”, como dijo el poeta.
La creyó una milonguita, una atorranta. Pero también sintió que necesitaba ayuda. Frágil, esa palabra lo ronda desde que la vio por primera vez. Un hombre de verdad puede salvar a una mujer débil, lo dice Manzi: “Varón para quererte mucho/ Varón para desearte el bien/ Varón………..“.
No era una mina[1] frágil. Esa voz, por momentosmurmullo que entibió el amor”, pero fuerte para castigar a los poderosos; cuando se enojaba era despiadada. Muchos le temían, aún cuando ya estaba enferma, porque sus ojos no dejaron nunca de mirar hasta el fondo del alma, ni dejó de putear cuando se embroncaba[2]. El también le temía, o mejor dicho temía no cumplir con las expectativas de ella, era difícil saber qué esperaba de cada uno.
Sus manos apretan el borde del ataúd, la mejoraron mucho después de muerta, hasta se parece a aquella rubia que lo paró en el bajo, cerca del Correo Central, y él detuvo el taxi seguro que salía de algún cabarute[3] y esa noche andaba medio mimoso. Tuvo el tupé[4] de creer que era fácil, como tantas en su vida. Muchachas ambiciosas de lujos y placeres; ansiosas de salir de cuartos alumbrados a kerosene y escapar del destino de sus madres llenas de hijos lavando en piletones de agua fría, que se deformaban las manos de tanto trabajar y sostener en los brazos bebes que se prendían a sus pechos fláccidos. Tuberculosas, fabriqueras que soñaban con príncipes azules y que terminaban escapándose con jailaifes[5] peinados a la gomina que las vendían entre sus conocidos. No te hagás el moralista, se dice Astor, fuiste un chorro[6], ladrón de minucias por eso te agarró la yuta[7] y te comiste cuatro años a la sombra, “bacan[8] de la ganzúa[9], por pura vocación”. Allí descubriste que había delincuentes en serio, ladrones de cosas grandes, estafadores finos que se codeaban con lo mejor de la sociedad. Nunca tan sin códigos como algunos que ha conocido en los últimos seis años y que tienen cargos públicos. Algún lagrimón rueda por su mejilla, lentamente piensa que ella no va a estar más para echar mercaderes del templo, con esa furia con que arremetía contra los transfugas y estafadores de guante blanco, arribistas, negociantes que sólo querían llenarse los bolsillos.
“Mina fiel, de gran corazón”, se jugaba por sus amigos, ese día de enero hacía mucho calor, pero la agenda marcaba que era de esas pocas tarde libre que tenía la rubia y ellos habían terminado el nuevo local del sindicato. Habían anunciado que la compañera, la Señora iba a estar presente. La gente desde temprano se había arremolinado en el salón, sólo esperaban verla, escucharla, estar cerca de ella.
-Pepe me duele la barriga- fue lo primero que le dijo al encontrarse para el acto .La barriga, la panza, los ovarios, hermosa y enferma pero no lo sabían entonces, ni ella, ni él, ni nadie. Lo único que supo es que en vez de desmayarse, en vez de irse a la cama o llamar al médico como hubiera hecho cualquiera más frágil, se fue con el diputado, con él, con José Astor, a la inauguración del nuevo local del sindicato de chóferes y allí les habló a los muchachos con esa voz entrecortada, con el dolor que la atravesaba de lado a lado, que se le clavaba como una lanza de los oligarcas, que no sabían pero después se alegrarían de su enfermedad. Ella firme, le tomaba de la mano, le pedía un vaso de agua, a él, a Astor su diputado de confianza, como gustaba llamarlo en público. Se desmayó al terminar el acto y esa fue la primera señal de su calvario.
Percanta[10], qué vas a decir Astor, se pregunta, te amuró[11] en lo mejor de tu vida? Te dejó el alma herida? No seas desagradecido, ella en verdad te dio lo mejor de tu vida rante[12]. Hasta te mejoró el alma. Pero como se notaba ese prontuario, la rubia lo sostenía con sus manos nervudas, de dedos delgados, de uñas rojas, parecía pesada la carpeta. Allí figuraban los cuatro años en cafua[13], entre caneros y pesados. Adentro salvaban, los cuentos que sabía hacer sobre minas con vento[14] y aventuras de cabaret mistongo[15]. Lo respetaron en la ranchada, era habilidoso para armar cigarrillos, arreglar calentadores, sabía apaciguar conflictos, debe reconocer que labia nunca le faltó, por eso piensa que tan mal papel no hace en la política. En el gremio nunca tuvo grandes problemas, sabía como hablarles a los muchachos, una vez el Gordo Cooke le dijo que tenía “mística”, no entendió mucho pero comprendió que era algo así como lealtad, como se la tiene a ese Gordo que sabe tanto, que ha leído y estudiado, explica tan clarito la política, aunque para su gusto le hace falta un poco más de calle, un poco ingenuo el hombre, no todos los que él cree son buenos o quieren cambios.
Ella fue la que le dijo hacete amigo de ese Cooke, ese es decente, ese no es traidor, no es ladrón, aprendé y hacé lo que te pida.
-Señor presidente moción de orden, se corte la lista de oradores-, ese era su rol, el gordo le hacía una seña, como en el truco, él levantaba la mano. Siempre igual, sin esperar un segundo, obediente. A cambio el Gordo Cooke sin que nada le obligara, le explicaba antes la importancia de las leyes puestas a votación, la estrategia, a quienes convenía dejar hablar y a quienes había que interrumpir o cortar la sesión antes que hablaran.
En fin para colmo ahora esto, la muerte como una bruja mala que se lleva a la princesa de los cuentos. “Estercita y Mimi como Ninon dejando sus destinos de percal vistieron al final mortajas de rayón, al eco funeral de tu canción”. Qué solo te vas a quedar hermano, a ella le preguntabas las cosas importantes, ella te alentaba, vas bien Astor, cumpliste la promesa, seguí así.
Linda y fatal. En medio de la madrugada el pelo rubio, los guantes largos de seda, el tapado de piel y el vestido negro, ajustado, todo eso daba para pensar. No reparó en el carácter, pensó en cómo se la levantaba, y después en cómo sería en la cama. Pilchas[16] de bacana, tendrá un otario[17] para pagar las cuentas. Subió segura y dio una dirección en plena Recoleta, calle Posadas, era una atorranta de barrio que picó alto, su sabiduría de calle le dictó la conclusión. Olía bien y decía las cosas cortante, segura. Mucho vento debe tener el tipo, cuanto más dinero más orgullosas se ponen las minitas. Si sabría él de mujeres, de vida de la noche, champaña, fiolos y mantenidas “Noches de fandango, copa a copa, embalado en la locura del alcohol y la amargura” Debe confesarse que siempre fue medio tarambana[18]. De chico le tocó ver como su hermana la mayor, la más linda, se enganchaba con un supuesto bacán que la puso en un cotorro[19] a trabajar de puta La abandonó en la calle cuando ya estaba media estrolada[20]. El y la madre se compadecieron y la llevaron a la pieza del conventillo, al tiempo tuvieron que internarla en el loquero porque el chancro[21] se le subió a la cabeza. Le van a hablar de pobreza y de injusticia, se peleó a puñetazos con el capataz de la fábrica cuando aun no tenía prontuario quedó en la calle, empezó a jugar y a malograrse, aunque en la fábrica y en el conventillo conoció a muchos anarquistas, gente buena, luchadora.
Después se dedicó al choreo con un socio que lo traicionó y pagó en la cárcel las culpas de los dos. Eso si lo suyo nunca fue la violencia, siempre sin armas, siempre de parla, soñaba con ser un estafador de esos capaces de vender buzones, o los internacionales como los que se veían en las películas y que conocían a una mina rica que se enamoraba de ellos y los redimían.
En parte ese sueño se cumplió, el fue redimido por una mujer; aunque nunca se haya enamorado de él, pero confiaba, qué cosa rara esto de que una mina sea una amiga, más fiel que los amigos que tuvo en su vida. Eso si exigía la misma lealtad que ella tenía para su gente, sobre todo lealtad a la Causa, así con mayúscula, a su marido, pero sobre todo a sus grasitas, como los llamaba y hasta la voz se le enternecía y la mirada se dulcificaba.
 Desde esa noche, que paró el taxí, esta que mira en el ataúd le rompió los esquemas, le dio vuelta el marote[22], ”mina que te manyo de hace rato”, pero era distinta. Como todas las de la calle, las pobretonas, pero diferente. Comenzó a darle conversación, a preguntarle si era el dueño del taxi, cuantas horas trabajaba por día, -Seguro más que vos - fue la última vez que contestó de esa manera. Desafiante ella le dijo -Y vos qué sabés de mi para decir eso - se quedó esperando la respuesta. -Decía nomás, seguro venis de divertirte y vas a dormir hasta tarde- apenas farfulló. Allí aprendió algo de su carácter -Sos un ganso- dijo ella casi con ternura, -Un pobre tipo que se cree vivo, a ver estás en algún sindicato?, sabés cuáles son tus derechos?, pero te haces el piola con una mina que no te puede partir la jeta de un tortazo- El trató de conciliar. -No quise ofenderte pebeta-, todavía se creía con posibilidades de terminar la noche en un bulín mistongo, en la calle Posadas, porque si de algo le servía la experiencia es que los otarios que pagan cuentas duermen con sus esposas, no con las milonguitas -Ninguna pebeta, a mi me llamás señora-, retrucó con fiereza. Lo puso en su lugar, era raro lo que le pasó esa primera noche, de sentirse ganador cuando la vio parada con el tapado de piel, en medio de la noche y debajo del sombrerito brillaban sus cabellos rubios, como una aparición en la noche fría y neblinosa. Se creyó un ganador y después de lo que ella le dijo un gilastrun[23] que se hacía el vivo con las minas creido de su pinta gardeliana.
Siguió azuzándolo con eso de que tenía mente de esclavo, de los derechos y las ocho horas de trabajo, y estaban ya en la puerta del edificio, pero no se bajaba, -Sos de la Capital- dijo entonces la rubia. -No, señora, vine de Cnel Pringles, allí nos moríamos de hambre después que se murió mi viejo, así que vinimos del campo a un conventillo, mi vieja y mis hermanos, todos amontonados-.
-No querés mejorar en la vida- dijo y le pareció un chiste, casi una burla, no le iba a decir que trabajaba de peón de un comisario, porque a un tipo con su prontuario no le daba trabajo nadie, así que el dueño de ese y otros coches lo tenía bien agarrado. Pero ella se impuso y le pidio nombre, apellido, anotó en un papel. El se puso algo inquieto, pidió disculpas por si la había ofendido. Estoy jugado pensó Astor, si me denuncia puedo ir en cana, pero ella siguió, -Viste donde te paré hoy, ahí en el Correo, tengo una oficina, vení el martes próximo y traete dos o tres taxistas, peones como vos, nada de patrones, peones, entendiste– y lo miraba fijo sin bajar los ojos. -Venite a eso de las cinco de la tarde, te voy a enseñar lo que es trabajar- y le extendió una tarjeta, leyó el nombre y ahí la reconoció, había salido en las tapas de las revistas, esa voz la había escuchado en la radio, ahora andaba con ese Coronel de la Secretaria de Trabajo y Previsión.
Pensó en Malena cuando ella desapareció detrás de la puerta y si aquellos versos de ”te siento más buena, más buena que yo”, se los habría inspirado una mina como esta, “a yuyos del suburbio su voz perfuma, Malena tiene pena de bandoneón”.
Ahí metida en ese cajón, tan flaquita, tan sola, tan muerta, seguro que fue más buena que él, que todos, no la podía ver tan enferma, tan dolida, tan sin consuelo por tener que dejar cosas sin hacer, -Astor- y le tomaba la mano cuando la visitaba, -no me queda tiempo, qué lástima que me voy a morir, festejan los oligarcas?, Decime, festejan, no?- Y él que le decía -Señora que van a festejar, todos quieren que se mejore, va a ver que fiesta hacemos no nos va a alcanzar la Plaza de Mayo- Se iba llorando, el que se bancaba cualquier cosa, lloraba como una mina, lloraba por la linda rubia que subió una madrugada en su taxi y nunca se fue de su vida, ni ahora que está en ese jonca[24], rodeada de flores, de crucifijos, de bronces. Ella estaría asustada de tanto silencio, de tanta pompa; afuera están sus grasitas, llorando, rezando de rodillas bajo la lluvia, esperando -porque no la han visto en el cajoncito- el milagro, no puede ser que se muera, ella va a volver, ella no se puede ir, ella no puede dejarme, se atreve a pensar, quisiera abrazarla y sacarla de allí, llevarla lejos, hacerla feliz....qué estas pensando chabón? “La voz triste y sentida de tu canción desde otra vida me dice adiós, adiós”.
El fue aquel martes, con la esperanza de levantarse una actriz, o no sabía muy bien que yeite[25] era ese; se llevó dos peones más jóvenes, por las dudas tuvieran que hacer algo esforzado.
Los recibió detrás de un escritorio, tenía el pelo suelto y ropa informal, parecía una jovencita y no la mujer sofisticada de aquella noche que paró el taxi. Volvió con el tema de lo importante de organizarse en sindicatos, que los chóferes no tenían defensa ante los patrones y que el Coronel y ella querían darnos una mano y que ella me había pedido a mi Astor que los llevara a ellos, los otros que miraban asombrados de ese lenguaje, para que formáramos una comisión y que yo o sea Astor, fuera el Secretario general del gremio. A esa altura entendí, y el otario en ese lugar era yo, pensando en levantes, ella me estaba dando una oportunidad y ahí recordé el prontuario.
Entonces le pareció que debía decirlo antes que ella lo descubriera. -Señora, puedo hablar a solas con ud-, lo llevó a un rincón más apartado, -Qué querés te da miedo, arrugaste, sos un flojo- lo apuraba desafiante. -No señora lo que pasa es que tengo prontuario- casi no se oía, parecía que se confesaba. Se acordó del tango y lo único que le faltaba era ir a misa e hincarse a rezar. “Me miran sin comprender”, los muchachos que iban con el tampoco entendieron mucho, pero se quedaron hasta que ella lo llevó aparte nuevamente, esta vez a otra oficina. En sus manos la fatídica carpeta. -No sos un niño de pecho- le dijo sobradora, -pero tampoco un gran canalla- Eso le dolió un poco. -Todo lo podemos arreglar, pero vas a tener que prometerme algo-. Se sintió desnudo ante la rubia, ella sabía todo lo peor de él, pero se dio cuenta que no lo juzgaba. Así como la vio escuchar, abrazar, ayudar a los más pobres pero también no darse cuenta de algunos aprovechados y vivillos que no merecían ni un minuto de su tiempo. Se abatataba[26], él Astor, el diputado, frente a ella y no se animaba a decirle que la rodeaban algunos avivados. Ella podría acordarse del prontuario y decirle que no tenía derecho al pataleo.
Igual ya no hay tiempo. Un verdadero pastenaca[27] se sintió frente a esos oportunistas que trataban de trepar colgados de su pollera.
Un ejemplo el lío que se armó con la discusión del voto de la mujer. Hubo peronistas que no  estaban convencidos de darles derecho político a las mujeres,
Tuvo que ir ella en persona y quedarse hasta el final, escuchando cada palabra que se decía en el recinto. El se animó a hablar. Fue cuando alguien de la contra los quiso hacer callar y él le dijo: -No nos callamos nada, estuvimos callados mucho tiempo y gracias a Perón y a Evita los que siempre nos callamos ahora hablamos, y es notable que ahora quieran impedir que hablen las mujeres, son nuestras hermanas y trabajan como cualquiera de los que estamos acá, por eso estoy a favor del voto de las mujeres-. La rubia aplaudía desde la balconada, y también, el Gordo Cooke lo aplaudió, a él a José Astor el que tuvo prontuario. Finalmente la ley 13010 obtuvo el voto de todos. Que alegría tenía ella, hasta se sonreía, lo abrazó y lo felicitó por el discurso.
La misma rubia que aquella tarde, rompió el prontuario en muchos pedazos liberándolo de su pasado, de sus cadenas, que le tomó la mano y le dijo -ahora me vas a prometer algo- y él Astor le dijo -lo que quiera señora-, -lo más importante es que lo cumplas-, y el contestó -se lo juro por la vieja que es lo que más quise en la vida-, -entonces me vas a prometer que se acabaron las fulerías[28], que de ahora en más vas a ser un hombre decente-. Casi como si todavía la escuchara, ahora allí frente al cadáver, a solas con ella como esa tarde, se lo vuelve a prometer, con la misma emoción, sólo un agregado las lágrimas que corren por sus mejillas, los sollozos que sacuden su cuerpo. De rodillas ante el cajón reitera el juramento que ya nadie le pedirá y que él Astor volverá a cumplir hasta el último día de su vida.

                                                                                              Antinoo


“Las fraces entre comillas son letras de tango


[1] Mina: Se llamó incialmente en lunfardo a la mujer del ladrón. Hoy es sinónimo lunfardo de mujer.
[2] Embroncaba: , <Del castellano bronca, disputa ruidosa o contienda. Causar enojo.
[3] Cabarute:Cabaret.
[4] Tupé: Atrevimiento, desfachatez
[5] Jailaife: petimetre. De la expresión inglesa  hig life “alta sociedad”. Acicalado y elegante.
[6] Chorro: ladrón. Del caló choreo: robo, hurto.
[7] Yuta:: Yusta del italiano jergal, policía.
[8] Bacán: Dueño de una mujer.. 2Muy rico y lujoso (del genovés).
[9] Ganzúa: Alambre fuerte y doblado por una punta para abrir las cerraduras.
[10] Percanta : amante, compañera.
[11] Amuro:Incumplir una cita o dejar plantado. Aprisionar, encerrar en la cárcel. Abandonar. (del genovés amurra:encallar; italiano murare encerrarse en la propia casa).
[12] Rante: atorrante.
[13] Cafúa: cáarcel, lugar de detención.
[14] Vento: dinero.
[15] Mistongo:mishio : pobre (del genovés: miscio, seco).

[16] Pilchas: prenda de vestir (termino común en el gauchesco como en el lunfardo).

[17] Otario: tonto, sujeto que reune las características para ser víctima de una estafa).

[18] Tarambana persona alocada, de poco juicio.

[19] Cotorro, aposento de soltero. Bulín.

[20] Estrolada: golpeada, castigada.
[21] Chancro Lesión cutánea se tipo ulceroso típica de ciertas enfermedades venéreas.

[22] Marote , cabeza (del francés marotte, cabeza de cartón o madera para probar pelucas o sombreros).

[23] Gilastrun, gil: bobo, tonto.

[24] Jonca: cajón al revés.

[25] Yeite, ganga, negocio.

[26] Abatatar: turbarse, perder la serenidad. Asustarse.

[27] Pastenaca:, tonto, del napolitano significado zanahoria.

[28] Fulerías, fulero: malo, falso.